El viejo edificio del ex convento y templo de San Diego de Alcalá, semillero de hombres e hijos ilustres de Jalisco, donde se forjaron cientos de profesores para la Escuela Rural Mexicana, cumplió ya 300 años de su fundación por la beata Ana de Jesús, una mujer olvidada por los postuladores de las causas de los santos.
( Escuela Manuel M. Dieguez entrada de la primaria actualidad)
El ex convento de San Diego, ubicado en la calle de González Ortega, esquina con Garibaldi, fue fundado en el mes de mayo de 1704 por la beata Ana de Jesús, con dinero de doña Juana de Jesús Alcorta y con las utilidades de un molino de don Juan Urbina, llamándose Colegio de Señor San Diego de Alcalá por disposición del obispo Diego Camacho y Avila, quien lo puso bajo la advocación de la Virgen del Refugio, a la que se dedicó otro templo a unas cuadras de éste.
El ex convento desde hace años está ocupado por la Escuela Primaria Manuel M. Diéguez y secundaria pero años antes estuvo ocupado al mismo tiempo por un jardín de niños, una escuela primaria, por el Departamento Cultural del Gobierno del Estado, (hoy Secretaría de Educación Jalisco) por la Escuela Normal de Jalisco, la Normal de Educadoras algunas temporadas y durante las vacaciones de verano por los maestros rurales que acudían a capacitarse en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio – Centro Oral Complementario Número 13.
En tanto esto ocurría, entre los años de 1930, décadas de los cuarentas y cincuentas del siglo pasado, hasta 1976 aproximadamente, en que se construyó la Torre de Educación en la administración educativa de César Octavio Cosío Vidaurri, la nave del templo de San Diego de Alcalá, en la esquina de las mismas calles de González Ortega y Garibaldi, fue cuartel, caballeriza, salón para las clases de danza y baile de la Escuela Normal de Jalisco, bodega y carpintería donde se fabricaban mesabancos para las escuelas de Jalisco y muchos usos más, hasta que fue recuperado por el Arzobispado de Guadalajara, volviendo a prestar servicio como templo católico en la década de 1980.

Cerca de ahí se encuentra el Mercado de San Diego, todo lo cual configura un barrio olvidado que, junto con el Santuario y Mezquitán fueron cuna y semillero de hombres de letras, científicos, artistas y artesanos, muchos hijos ilustres de Guadalajara, quedando en el centro del barrio una hermosa finca propiedad de la iglesia, con huerta y arquerías, baños, alberca, unos 40 cuartos para hospedaje y dormitorio al servicio de los maestros rurales, auditorio, canchas para deportes, salón de juegos, consultorio médico, tienda, comedor, conserjería y otras instalaciones a la que con el tiempo se conoció como la Casa del Maestro, cedida a la Sección 47 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en el tiempo de Primitivo Tolentino, líder del SNTE, Octavio Chavira, Francisco Noroña Calderón, Francisco Sánchez Flores, Salvador Lima, Núñez Guzmán, Andrés Núñez Arias, José Martínez López y otros grandes maestros, pilares de la educación y sindicalismo magisterial que permanecen olvidados.